En 2004 irrumpió con un discurso plagado de emoción y de desglose de estereotipos, abrazado por las banderas de la esperanza y su audacia para rescatar el “Sueño Americano”. En el 2008, vestido de outsider, recorrió Estados Unidos con un solo mensaje: Yes, we can! ( “Sí, podemos”). Y en el 2012 enarboló la continuidad, para “seguir avanzando hacia adelante”. Barack Obama, el cuadragésimo cuarto presidente de Estados Unidos y, al mismo tiempo, el artífice de una innovadora cátedra en comunicación política, dice adiós.
La Casa Blanca lo ha tildado de “primer presidente social media”; no están lejos de la realidad. Obama empleó como ningún otro presidente en la historia reciente los canales de comunicación que los denominados nuevos medios ofrecían. Si en el pasado la cita sabatina era para escuchar al presidente por radio, y años más tarde para verlo por televisión, la pantalla de una computadora o un teléfono inteligente se transformó en el nuevo mecanismo para escuchar y ver al líder “del mundo libre”.
En un escrito de Kori Schulman, sub jefe del Departamento de Comunicación Digital de la Casa Blanca, titulado: In Review: President Obama’s Top Moments In the Digital Era, se hace un recuento detallado de cómo por medio de Facebook, Twitter, Youtube, y más tarde por Instagram y Snapchat, Obama se comunicaba diario o semanalmente con un tema de interés coyuntural, muchas veces con un impacto igual o mayor que si fuera por medios tradicionales (radio, televisión, prensa escrita impresa).
En ocho años de gestión, la evolución de la “Cátedra Obama” en comunicación política fue evidente. En 2009 comenzó con sus mensajes semanales, colgados en la página de la Casa Blanca y difundidos en todas las redes; en el 2010 con entrevistas vía Youtube en las cuales recibía preguntas de la ciudadanía; en el 2011 con los primeros de sus muchos tuits, incluyendo lo que se denominó “Twitter hall” en el que interactuaba en tiempo real con los usuarios; y en el 2012, en lo que fuera una muestra de participación ciudadana, la Casa Blanca habilitó el portal “We the people”, una alusión histórica al discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg, en el que se permitía plantear temas y votar por los mismos, de manera que la administración de Obama le diera prioridad ejecutiva y ante el Congreso de los Estados Unidos.
El 14 de diciembre de 2012 toda la maquinaria de comunicación de Obama fue puesta a prueba. En palabras de la propia Casa Blanca, la matanza ocurrida en la escuela primaria “Sandy Hook”, en la que murieron veintiocho personas, entre ellas veinte niños, fue el peor día del gobierno del presidente demócrata. No obstante, al mismo tiempo constituyó una gran oportunidad para probar el alcance de la plataforma.
En los días posteriores a la tragedia, más de 200 mil peticiones en “We The People” clamaron por reducir la violencia y promover el control de armas, a lo que Obama respondió en un vídeo en Youtube con un claro mensaje: “Los hemos escuchado”, un corte de 2.49 minutos en el que planteó una legislación para regular la venta y uso de armas de fuego.
Pero, no todo brilla. En un crítico análisis publicado por la revista estadounidense “The Atlantic”, Ian Bogost afirmó que así como John F. Kennedy era demasiado bueno en televisión, Obama ha sido demasiado bueno en social media.
En el escrito, Bogost sostiene que por encima de ser el “primer presidente social media”, Obama podría ser recordado como el artífice de la presidencia “más cool”, un evidente mensaje entrelíneas de lo superfluo que esto pudiera resultar ante los enormes desafíos que ese país ha enfrentado en la última década. Bogost no se quedó ahí y sentenció que más que un presidente “tuitero”, quizás Estados Unidos necesitó un líder que cuidara a la ciudadanía de sus peores hábitos.
Independiente de la negativa, o favorable perspectiva con la que analistas han depurado la Era Obama, el ahora expresidente de los Estados Unidos ha dejado un nuevo estándar en lo que respecta a la forma de comunicar desde el centro del poder político de esa nación.
Pasiones a un lado, Barack Obama, aunque no fue el primero en utilizar de forma estratégica y electoral los nuevos medios, sí fue el que más trascendencia ha obtenido, marcando un antes y un después en la comunicación política desde una gestión de gobierno, ya fuera porque participó de manera directa y abierta en las plataformas, o porque empleó la red para que cientos de miles de personas promovieran temas que para ellos eran importantes de discutir o de trabajar.
Obama, en definitiva, ha dictado una auténtica cátedra, cuyo impacto y legado está aún por verse en su justa dimensión.
El autor es consultor en comunicación.
Artículo publicado originalmente en el Listín Diario